Biografía
Forguad Villatoro Mérida nació el 12 de diciembre de 1993 en Santa Cruz Barillas, Huehuetenango, Guatemala. Es hijo de Gildardo Villatoro Armas y Gloria Mérida Alva. Su nombre tiene un significado muy especial, pues es la combinación de los nombres de sus abuelos: “For” por Fortunato, su abuelo materno, y “Guad” por Guadalupe, su abuelo paterno.
Desde temprana edad, Forguad mostró un profundo interés por el aprendizaje y la música. Inició su educación formal en el año 2000, y tras varios años de esfuerzo y dedicación, se graduó en 2012 como Maestro de Educación Primaria en el Colegio Evangélico Mixto Berea. Posteriormente cursó estudios en Pedagogía durante dos años en la Universidad de San Carlos de Guatemala, motivado por su deseo de formar e inspirar a otros a través de la enseñanza.
En el año 2015, su vida dio un giro inesperado. En junio viajó a los Estados Unidos debido a problemas de salud que aquejaban a su madre. Lamentablemente, dos meses después, ella partió con el Señor, dejándolo huérfano en un país completamente desconocido. A pesar del dolor y la soledad, Forguad encontró en Dios la fortaleza para seguir adelante y en la música, el refugio para su alma.
Sus primeros recuerdos musicales se remontan a cuando tenía apenas seis años. Su madre solía comprarle cassettes de alabanzas para que cantara, aunque en ese entonces él no lo disfrutaba mucho, ya que la mayoría eran interpretadas por mujeres y su registro vocal era muy agudo. Sin embargo, con el paso del tiempo, esa semilla musical floreció. Hoy, el canto se ha convertido para él en la mejor manera de exaltar el nombre de Dios.
Aprendió a tocar la guitarra acústica gracias a su padre, con quien compartía momentos interpretando boleros y corridos. Más adelante comenzó a participar en diferentes iglesias, interpretando música cristiana, especialmente de agrupaciones como Los Voceros de Cristo, que marcaron una gran influencia en su estilo y ministerio musical.
Forguad cree firmemente que la música es un arma poderosa, capaz de tocar las fibras más profundas del alma y transformar los pensamientos del ser humano. Para él, cada melodía y cada letra tienen el poder de abrir el corazón y hacerlo receptivo al mensaje más importante de todos: el mensaje de Cristo.
